La pretensión de este blog no es ni más ni menos que traer la Historia a aquellos que no gustan de ella bien porque creen que es aburrida, porque se le hace un tostón una lista de nombres y fechas o porque sencillamente de pequeños tuvieron que soportar un profesor monótono y pesado que les hizo odiar esta asignatura. Quiero, con un lenguaje sencillo, de la calle y divertido, contar la Historia del mundo como si fuera una anecdota entre amigos o colegas sobre cosas que hubieran pasado en el barrio hace unos días. Es por eso que esto no es una Historia sino una "Histeria" Universal.

18 de septiembre de 2010

Egipto. Renacer de las cenizas

Egipto.

El Primer Periodo Intermedio.

Ratones que se creían leones. Los pequeños faraones memfitas.

Continuo con la historia de Egipto por acabar con el III milenio antes de avanzar.

Dejamos al Egipto del Imperio Antiguo sumido en una crisis profunda a la muerte del anciano Pepy II. La revolución antirreligiosa y el poder de los nomarcas no permitían que los hijos del difunto faraón recuperasen el trono. En Menfis sin embargo se creó una especie de comité de consejeros que adoptaron el titulo de faraón aunque no ejercieron como tales. La VII Dinastía se fundó en 2180 a.C. por un tal Necherkara que debió ser el nomarca de Menfis. Ésta duró unos once años y se sucedieron once reyezuelos lo que supone que el cargo seria anual.

Hacia el 2170 los nomarcas de Coptos en el Alto Egipto añoran la estabilidad del Imperio y ponen en el trono de nuevo a alguien de la anterior familia reinante. Su nombre seria Pepyseneb (Pepy es fuerte) y gobiernan durante 13 años como la VIII Dinastía. Las tribus del Sinaí aprovecharon el caos para realizar incursiones en el Delta y llevarse todo lo que podían, sobre todo ganado y comida. En los límites del Delta había una ciudad llamada Henen-nesut (Heracleopolis en griego) y de allí surgió un hombre que tras dar un golpe de estado depuso al faraón Neferirkara II. Su nombre era Jety y aunque solo arrastró a la región cercana a su ciudad, que no debía ser un territorio pequeño, instauró una nueva dinastía, la IX.

Jety no era un buen hombre y la lió parda por todo Egipto. El personal no estaba contento con él pero que remedio les quedaba. Llegó a volverse loco y tras diez años de pillaje y despilfarro fue merienda de un cocodrilo que se lo zampó en el Nilo. Seguro que muchísimos egipcios se alegraron. Le siguieron varios faraones sin importancia, algunos cuyos nombres ni siquiera se conocen completamente al faltar trozos de su nombre. El último de esta dinastía solo se conoce por una letra, la H, con la que comenzaba su nombre. Dejó de reinar en 2100 a.C. y le siguió durante 60 años la X Dinastía que solo fue la continuación de la anterior hasta 2040 en que Merykara fue depuesto.

El Imperio Medio.

Vuelve la gloria.

Tebas era una ciudad del Alto Egipto situada en el curso medio del Nilo. Donde hoy se levanta la famosa ciudad de Luxor, en la llamada por los egipcios Uaset, el nomarca Intef hijo de Iku decidió que ya estaba bien. Corría el año 2120 y la IX Dinastía era gobernada por Jety IV. Ya hacia unos años que Intef había estado molestando a las dinastías anteriores pero solo era una chinita en el zapato del rey de turno. En este año Intef decidió que ya no rendía pleitesía a la dinastía menfita y se declaraba fuera de la corona. Su hijo Mentuhotep I se coronó faraón en 2119 pero no era más que un titulo que él mismo se dio ya que aun estaba Egipto roto en muchos reinos sin importancia. Su hijo Intef I (aunque su abuelo se llamaba como él, este fue el primer faraón en llevar ese nombre) logró reunir bajo su mando a todos los nomos del sur unificando de nuevo el Alto Egipto. Se enfrentó a Neferkara de Heracliopolis en varias escaramuzas, mientras Egipto se moría de hambre. El Nilo seguía desbordándose anualmente pero nadie recogía las cosechas porque estaban enrolados en el ejercito o eran saqueadas para alimentar soldados. Tras muchas pequeñas batallas entre el Alto y el Bajo Egipto, Intef saldrá vencedor pero fallecerá sin ver culminado su deseo de unir todo el país del Nilo. En 2103 a.C., un hermano del monarca adoptó su mismo nombre y se coronó como Intef II. Mantuvo cierta paz con el faraón de Heracliopolis solo quebrada cuando se hizo con la ciudad de Abidos. Poco a poco fue acercando su territorio al Delta. Otro monarca pacifico fue su hijo Intef III (2054-2046 a.C.)

Pero llegó por fin Mentuhotep II, hijo del anterior, y cuando llevaba catorce años reinando logró vencer por fin al último faraón de la X dinastía heracliopolitana, Merykara. Se adentró entonces en el Delta y fue reconquistando ciudad a ciudad y nomo a nomo (provincia) premiando a quien se le sometía y castigando a quien se le resistía. Expulsó a los libios al oeste y a los beduinos a este de sus fronteras y volvió a abrir las rutas caravaneras hacia el Sinaí. Puso su capital en Tebas, en el Nilo central, desde donde gobernaba centralizando el poder en su persona y delegando en nomarcas que le debían obediencia plena. Tras cincuenta años murió y le sucedió su hijo, llamado también como él, en 1995 a.C.

Mentuhotep III continuó la política de su padre. Era bastante mayor cuando fue coronado. Fijó su mirada en el sur, en la tierra de Punt, Somalia. Envió una expedición marina para aprovisionarse de madera para lo cual movilizó a 3 mil hombres. Instauró en todo Egipto el culto al dios de su localidad natal, Amón. En 1983 le sucedió Mentuhotep IV que reinó hasta 1976 a.C. siendo el último faraón de la XI dinastía.

No se sabe si Mentuhotep murió de muerte natural o tuvo algo que ver su visir Amenemhat, lo cierto es que los nobles de Tebas no lo aceptaron nunca y tuvo que trasladar su capital hacia el norte. Amenemhat I (Amón es el primero) reabrió relaciones comerciales con el Egeo y con Fenicia. En 1971 nombró a su hijo corregente ya que él estaba en permanente lucha para mantener su poder en los nomos. Cuando el padre en 1947 a.C. muere asesinado es coronado como Senusert o Sesostris I . Las vicisitudes de aquella conspiración se relatan en la llamada “Historia de Sinuhé”. Allí se cuenta en primera persona la aventura del tesorero de Sesostris que se entera sin querer de la conspiración para asesinar al padre de éste. El corregente está en campaña en Libia y a él corre Sinuhé a contar que uno de sus príncipes es el traidor pero antes de llegar le adelanta el correo real que lleva la noticia de la muerte del faraón. Temeroso de que el conjurado le elimine para ocultar su felonía y de que el faraón le castigue por no haber llegado a tiempo de descubrir la trama, Sinuhé huye a Siria donde vive al amparo del rey Amuneshi llegando a ser su yerno y general de sus ejércitos. Cercana su muerte envía una carta a su faraón pidiéndole disculpas por su falta y éste le perdona y le pide que vuelva a Egipto para morir en su tierra y ser enterrado en suelo sagrado con los suyos.

Esta novela es una de las primeras de la literatura universal y uno de los mayores logros de la egipcia en particular. Ha llegado hasta nosotros y tanto impactó por la descripción de lugares, costumbres y personas, así como del pensamiento de los egipcios que en 1945 el escritor finlandés Mika Waltari se basó en ella para su novela Sinuhé el egipcio llevada al cine en 1954 por de Michael Curtiz (director de Casablanca) y protagonizada por Victor Mature y Jean Simons.

Entre 1925 y 1872 a.C. se suceden dos faraones descendientes de Sesostris. A partir de ahí reina el gran Sesostris III, bisnieto de aquel. Este rey conquistó el país de Kush, el país de los negros o Sudán. En una estela que hizo colocar en la frontera escribió lo siguiente:

Yo establecí mi frontera remontando el río más arriba que mi padre. Soy un rey que no solo habla, sino que actúa; Me llevé como botín de guerra a las mujeres nubias. Bebí sus aguas. Maté sus toros. Arranqué y quemé sus cereales..."

Quitó todo el poder a los nomarcas e incluso el privilegio de ser enterrados en suntuosas tumbas. Su hijo Amenemhat III (1852-1797 a.C.) acabó las fortalezas de Semna y Kumma desde donde dominaban Kush y vivió un periodo de paz y prosperidad. Su hijo Amenemhat IV que solo gobernó 8 años y falleció sin hijos varones, dejó a su hermanastra Neferusobek como reina siendo la primera gobernante femenina en 1500 años.

Finaliza con ella la XII dinastía que devolvió a los faraones su poder y unificó de nuevo el país.

Conclusión

El III Milenio antes de Cristo concluye en Egipto con un Imperio que mantiene en gran medida las costumbres y ritos del viejo reino. Acrecienta su poder interno y aumenta los territorios al sur conquistando Nubia. Este poder que se acrecienta en periodos de crisis, se mantiene estable durante algunas generaciones que viven en paz y prosperidad pero decae cuando los gobernantes se sienten tan seguros que delegan sus poderes para dedicarse al ocio heredado de su bienestar. En resumen, el abuelo levanta el imperio a golpe de espada y sudor, el hijo lo mantiene y acrecienta y el nieto se lo funde. Este segundo milenio entra en Egipto de manos de unos reyes empobrecidos y escondidos en pequeños territorios y de unos reyes extranjeros venidos del desierto del Sinaí que les impondrán un gobierno férreo y vergonzoso para aquellos que se creían los dioses de la tierra.

13 de septiembre de 2010

Constructores de Pirámides

El video es original del autor del blog.

La banda sonora es Alto Giove de Nicola Porpora, aria de la opera Polifemo.

El Imperio Antiguo.

La III Dinastía. Las pirámides escalonadas.

A raíz de la muerte de Jasejemuy da comienzo en 2682 a.C. la III dinastía. Sin hijos varones sube al trono su yerno Sanajt. No hubo ruptura entre ambas dinastías, entre ambos periodos, el arcaico y el antiguo. Sanajt veneró la memoria de su real suegro y le proveyó de un entierro digno de un rey.

Sanajt sí comienza sin embargo un cambio en lo que será la cultura egipcia de ahora en adelante.

Comenzó a ser considerado como dios viviente, la faceta más conocida del Faraón en la actualidad. Sanajt fue el primero que escribió su nombre en un cartucho para que pudiéramos leerlo 4 mil años después.

Su hermano, Zoser, que gobernó Egipto desde 2665 fue el que se considera como iniciador de la dinastía ya que fue más poderoso que el anterior y dejó más huellas que al fin y al cabo es de lo que se trataba. Llevó la capital a Menfis y desde allí envió tropas al Sinaí para someter a las tribus nómadas que controlaban las minas de turquesa y cobre. Pero más famoso que el propio Faraón era su Gran Visir, Imhotep.

Médico, arquitecto, astrónomo, matemático y muchas cosas más hacían de Imhotep un gran sabio. Fue el primer hombre en poner su nombre junto al del faraón.

La medicina se estudiaba en la “casa de la vida”, dentro de los templos, y de allí salía el sun-nu o “el hombre de los que sufren” (es decir el médico de toda la vida). Era itinerante al principio de su vida profesional e iba de casa en casa y se especializaba en una enfermedad concreta. Pasado el tiempo se iba generalizando en medicina y ponía una casa donde acudía la gente.

Existía otro tipo de médico, el uabu-sekhmet. Estos ejercían en el propio templo y lo hacia por medio de sortilegios y magia. Eran más bien hechiceros que médicos propiamente dichos. Resulta que estos eran los que atendían al Faraón y su familia, así que imagina el pobre como se curaba un resfriado, en lugar de un buen caldo de ave calentito (aspirina no había) y unos pañitos calientes, oraciones o invocaciones y ungüentos con grasa de araña. Como para ser Faraón y ponerse malo. No se como duraban algunos tanto.

Imhotep, escribió un tratado de medicina que algunos siglos después se recogió por otros médicos en el llamado papiro de Edwin Smith ( que fue quien lo descubrió en 1862 ) y que trataba de muchas enfermedades y heridas de guerra. Contrariamente al papiro de Ebers que trataba de formulas magistrales y mágicas para curar muchas enfermedades, este otro basaba sus tratamientos en la observación y diagnosis de la enfermedad o herida como algo físico y no espiritual. Describía perfectamente curaciones de heridas en la cabeza con detalles de suturas craneales, partes del cerebro y hasta de cómo curar dolores de cabeza. Retrataba heridas de guerra y su tratamiento y enfermedades normales. Utilizaba opiáceos como anestesia (yo también conozco algunos que viven anestesiados) y sabia que el pulso era un indicador del estado del corazón, algo que hoy nos parece una cosa tonta por lo usual y habitual que es tomarse el pulso, pero que para la época es un descubrimiento (recordar que en 1553 Miguel Servet fue quemado en la hoguera por decir que la sangre circulaba por el cuerpo).

Imhotep fue conocido también por su faceta en arquitectura siendo el primero en utilizar piedra en vez de ladrillo. Su gran creación es el complejo funerario de Saqqara. Allí para descanso de su amado señor levantó la pirámide escalonada que tiene el privilegio de ser la primera de la historia. No se trata de la típica pirámide al uso, esa vendrá algo después, sino de una serie de mastabas superpuestas en número de seis. Imhotep quiso primero construir una mastaba normal pero de piedra caliza en vez de ladrillo. Poco a poco fue haciéndola más grande, pasando de un cuadrado de 63 metros por 6 de altura a tener 79 metros y medio por 71 y 8 metros de alto. Luego se le ocurrió superponerle 3 gradas más, cada una más pequeña que las otras (como las construcciones de los niños) hasta llegar a 42 mts de alto. Finalizó con 6 gradas superpuestas sobre una base de 121/109 mts y 62 de alto, con las piedras que daban al exterior de una caliza muy fina y blanca que debía relucir al sol como un montón de sal.

En el centro de la pirámide, en un pozo de 28 mts de profundidad y 7 de ancho, descansa Zoser en un sarcófago de granito y revestida con yeso cubierta de una losa también de granito de 3 toneladas y media. Alrededor hay más pozos, 11 para ser exactos y de 32 mts de profundo, que dan a galerías horizontales decoradas con bajorrelieves del faraón. En uno de ellos se encontró el sarcófago de alabastro de una hija de ocho añitos del faraón. En un almacén se hallaron 48 mil vasijas de cerámica y piedra talladas. Es la más antigua gran construcción del mundo que sigue en pie.

No se sabe dónde está enterrado Imhotep, pero su nombre será recordado por los siglos y disfruta de la vida eterna en el recuerdo de toda la humanidad como la primera persona normal y corriente cuyo nombre perdurará.

Zoser ocupó su real pirámide en el 2645 a.C. y le vino a suceder Sejemjet. Tuvo un corto reinado y su pirámide (que al chico también se le antojó escalonada) no llegó a terminarse y se tuvo que conformar con solo un par de gradas aunque de haberse terminado habría sido mucho más grande que la de Zoser. Hoy está enterrada por la arena del desierto.

En 2638 a.C., a la muerte de Sejemjet, Jaba subió al trono de Egipto y duró escasamente ese año. Su pirámide quedó en mastaba y está en la necrópolis de Zauyet el-Aryan al sur de Giza. Le siguió Nebkara que reinó 24 años y también está enterrado en la misma necrópolis en otra pirámide inacabada. En 2614 reinó Qa-hedyet, aunque muchos egiptólogos creen que es el mismo Nebkara con otro nombre. Estos últimos faraones parece que vivieron durante una gran crisis política y económica y por ello duraron poco y no hicieron mucho.

El último faraón de la III Dinastía fue Huny, aunque también se cree que pudiera ser el mismo faraón Nebkara, llamado de otra forma. Los faraones solían llevar varios nombres adscritos a él. Un nombre de nacimiento, uno de reinado y otro de dios. A veces cuando un faraón poco importante o poco conocido deja escritas pocas estelas se puede tomar por personas distintas los diferentes nombres de uno solo.

La IV Dinastía. Las autenticas pirámides.

Huny tuvo un hijo de una concubina llamada Meresanj. Se llamaba Seneferu. Al ser un bastardo no tuvo más remedio que casarse con una hija legitima del faraón muerto, Hetepheres, para conseguir el trono. Fundó así una nueva dinastía. Condujo una expedición contra Nubia y trajo a 7000 prisioneros y un gran botín. Protagonizó varias incursiones más para mantener las caravanas desde el Sinaí. Ordenó construir tres pirámides.

La pirámide de Meidum que fue construida para Huny en forma escalonada pero que él ordenó rellenar hasta alisar sus paredes como una típica pirámide. La falta de argamasa hizo que se derrumbase sobre sí misma. Hoy puede verse una especie de torre, el interior de la pirámide, con un montículo de escombros alrededor.

La pirámide acodada. Se trata de una pirámide caras lisas pero sus caras tienen a la altura media una variación de la pendiente que le hace parecer achatada. Parece que cuando la de Meidum se vino abajo, Seneferu ordenó cambiar la pendiente para que el peso no colapsara las paredes.

La pirámide roja, donde fue enterrado, es la primera con la forma normal que tuvo éxito. Su color es debido al granito rojo con que está construida aunque en su época estaba forrada de losas blancas calizas.

En 2579 a.C. tomó el relevo su hijo Jufu también conocido como Keops. Nombró a su sobrino Hemiunu, Gran Visir y Supervisor de los trabajos para el Faraón. Su capataz de obra en definitiva. Hemiunu fue, si no el creador, sí el que aprobó el proyecto de la Gran Pirámide. La pirámide más famosa y que dio a Egipto su signo de identidad a lo largo de los milenios hasta hoy. Con 230 mts de lado, 146 de altura, dos millones y medio casi de bloques de piedra y un peso incalculable y recubierta por 27 mil bloques de piedra caliza pulida que hacían de ella un autentico faro que brilló hasta que un terremoto en el siglo XIV desprendió su cubierta resplandeciente. La única de las 7 maravillas del mundo antiguo que se ha conservado tiene en su interior tres grandes cámaras a las que se accede por dos galerías. A través de la entrada principal que está a varios metros del suelo sobre la cara norte se llega descendiendo hasta la cámara subterránea que contiene un habitáculo a modo de falso sarcófago, destinada a engañar a los ladrones de tumbas. A un tercio de la bajada por la galería de entrada y oculta por una losa de granito se encuentra la Gran Galería que comunica con las dos cámaras reales. Subiendo en pendiente unos 47 metros se llega por un pasadizo de 8 mts de altura a la cámara del rey, conformada por losas de granito y sin decoración. Contiene un sarcófago de granito más grande que el pasillo por lo que debió ser puesto antes de cerrar la pirámide sobre él. Varios metros por debajo se accede por la misma galería, pero en un pasaje horizontal a la llamada cámara de la reina, que en realidad es la cámara del Ka, o sea de la efigie del faraón, que simboliza su alma. Como última curiosidad, las caras de la pirámide no son planas sino que en su mitad tiene una división vertical imperceptible sobre todo por no ser su cara lisa. Esto hace que tenga en realidad ocho caras y no cuatro, creando gracias a su orientación, con cada cara hacia un punto cardinal, que durante los equinoccios pueda verse en las caras norte y sur que la mitad de esas caras estaría iluminada mientras su otra mitad permanece en sombras, durante el amanecer y el atardecer ocurre otro tanto pero al contrario.

El hijo mayor de Keops, Kauab, murió muy joven y al morir el faraón en 2556 a.C. su familia se dividió en tres linajes. Le fueron sucediendo sus cuatro hijos alternativamente. El primero de ellos fue Dyedef-Ra, que hubo de casarse con su hermana Hetepheres para poder acceder al trono ya que su madre era una esposa secundaria y según las facciones de Dyedef-Ra, seria de origen líbio.. Con él se ve un crecimiento del culto al dios solar Ra y de su clero. Construyó una pirámide más alta que la de Keops que está en ruinas y solo es un montón de piedras en la actualidad. No lo hizo en Giza como su padre y sus hermanos sino en Abu Rawas, imagino que para distanciarse de aquellos que no le querían y su planta era rectangular como las de Saqqara y no cuadrada.

Al morir Dyedef-Ra en 2547, no le sucedió uno de sus hijos sino que ocupó el trono un hijo de la esposa preferida, a los que anteriormente habían desterrado los de la secundaria. Su nombre Jafra, aunque se le conoce mejor por el de Kefrén. Mandó a construir la pirámide de Giza junto a la de Keops que aún mantiene en su vértice parte del paramento que la recubría. Frente a ella se encuentra la Esfinge, atribuida también a Kefrén. En 2521 a. C. y por solo ese año reinó en Egipto el hermano de Kefrén, Dyedefhor, gran sabio y adivino. A su pronta muerte le sustituyó otro hermano, Baef-Ra hasta 2514 a.C. cuando un hijo de Kefrén subió al trono. Menkaura o Micerino fue un gran rey que abrió los templos cerrados al culto por su padre y su abuelo. Un oráculo le predijo que solo reinaría seis años y para burlarlo hizo que se encendieran lámparas durante toda la noche para doblar el tiempo. En realidad reinó por cuatro veces más y en 2486 a.C. se hizo enterrar en la tercera gran pirámide del complejo de Giza. Por tanto, las tres grandes pirámides archiconocidas y fotografiadas por los que visitan El Cairo son las de tres generaciones de faraones nieto, padre y abuelo.

Shepseskaf pudo ser hijo de Menkaura y le sucedió. Durante su reinado se abandonó el beneficio para los seguidores de Ra, incluso el faraón no lo lleva en el nombre como algunos predecesores, y se retoma el de Ptah. Se construyó una mastaba en Saqqara y no una pirámide como clara diferenciación en cuanto al culto de Ra. Su reinado acabó en grandes disputas y su nombre fue considerado maldito por las dinastías posteriores. Murió en 2479 a.C. sucediéndole Dyedefptah que se cree que fuera la esposa de Shepseskaf, Jentkaus, con otro nombre masculino para la regencia. Ésta duró dos años, hasta que subió al trono Userkaf e instauró la V Dinastía.

La V Dinastía. Ra contra Ptah.

Nuevamente estalló una guerra encubierta entre las dos grandes sectas de Egipto, la de Ra y la de Ptah, pero esta vez fue la primera la ganadora y colocó en el trono a Userkaf que retomó el culto al sol abandonado por sus antecesores. Userkaf casó con la reina regente y los sacerdotes de Heliopolis le dieron su bendición como premio por la ayuda prestada. Inició relaciones comerciales con el Egeo y creó los templos al sol, un altar con un obelisco pequeño llamado Benben que simbolizaba a la colina sagrada donde nacía el sol. El Benben forma parte de la punta de las pirámides y los grandes obeliscos. Estaba cubierto de una lámina de oro que simbolizaba los rayos del sol. Userkaf se construyó una pirámide pero en Saqqara que hoy está en ruinas. Le siguió en 2471 su hijo Sahura que continuó su affaire con los sacerdotes de Ra, como indica el final de su nombre. Su hermano Neferirkara le sucedió en 2458 y continuó repartiendo riquezas sobre los “pobrecitos” sacerdotes de Ra que debían estar haciéndose de oro.

En 2438 a.C. sube al trono un faraón que no parece tener relación con los anteriores, pudiendo ser un usurpador. Estuvo siete años reinando y poco se sabe de él. Un hijo de Neferirkara llamado Neferefra (parece un juego de palabras para liar la lengua) durante cuyo reinado el poder de la nobleza fue en aumento. En 2420 le sustituye su hermano Nyuserra que siguió la política de donaciones de su padre y hermano. Los que le rodeaban se estaban poniendo las botas. En 2389 le sigue Menkauhor del que poco se sabe, ni siquiera el parentesco con el anterior, aunque se cree pudiera ser su hijo. Lo mismo sucede con Dyedkara que subió al trono de loto y papiro en 2380 y se marcha al mundo de los muertos en 2342 para dejar durante 20 años a Unis, el último faraón de la dinastía. Podría ser hijo de Dyedkara. Su reinado acabó con una gran hambruna en todo el país.

La VI Dinastía. Más grande a cualquier precio.

La Dinastía VI dio comienzo cuando un alto funcionario del anterior faraón se casó con la hija del difunto. Se llamaba Teti y trató de gobernar centralizando de nuevo el poder que estaba cada vez más en manos de los administradores. En 2312 fue asesinado por su guardia personal posiblemente ordenada por Userkara. Gobernó dos años hasta que Pepy (menudo nombrecito para un faraón), el hijo de Teti, se lo arrebató. Meryra Pepy tuvo que casarse con las dos hijas del nomarca Jui de Abbydos el cual seguro le ayudó a recuperar el trono. Esto confirma el absoluto poder que habían cobrado los administradores provinciales en estos años. En 2260 sube al trono su hijo Merenra I. Exploró la región de Kush, llamado por los egipcios “reino de los negros”, al sur del Nilo. Designó al poderoso ministro de su padre Ueni como primer gobernador del alto Egipto tratando de consolidar el poder de la monarquía sobre los nomarcas que ya traspasaban sus cargos por herencia.

En 2254 a.C. un hijo de Merenra subió al trono como pudo, no porque no le dejaran sino porque no llegaba con sus seis años de edad. Neferkara Pepy o Pepy II es uno de los monarcas con un reinado más largo, casi 90 años. Se cuenta que sentía fascinación por los pigmeos que le traían de Kush para servirle de bufones. Las disputas entre nomarcas minaron la unidad territorial. Los gastos en edificaciones desde la IV dinastía habían menguado tanto el tesoro real que ponían al faraón a merced de sus administradores. Hambrunas y una fuerte sequía en las fuentes del Nilo entre 2200 y 2150 colapsó el Imperio antiguo.

Egipto se rompió bajo el trono de un anciano y decrépito Pepy que vio como se producían graves desordenes en su sagrado país. Una autentica revolución social con destrucción de archivos y tumbas, saqueo de templos y ateismo de la población. Esta situación marcó el final de la VI dinastía, del Imperio antiguo y dio paso al llamado 1er Periodo Intermedio.

Resumen.

Durante el Imperio Antiguo se forma la concepción egipcia de la divinidad del Faraón. Él hacía crecer las aguas del Nilo y traía prosperidad a las gentes y a él debían todo. Durante la tercera y cuarta dinastías, los reyes se dedicaron más que nada a engrandecer su territorio y a cambio el pueblo se dedicó a disponer lo necesario para mantener el culto al rey muerto prodigándose en megaconstrucciones que le hicieran la otra vida casi más feliz que la que habían tenido. La literatura y el cine nos ha traído la imagen de unos constructores de pirámides a golpe de látigo. Esclavos moribundos arrastrando piedras a sus espaldas hasta morir. Todo lo contrario, los obreros y artesanos dedicados a la construcción de los imponentes mausoleos faraónicos eran trabajadores cualificados y agricultores que durante el periodo de inundación dedicaban su tiempo a engrandecer la que seria la tumba de su dios. La quinta dinastía comienza con una guerra religiosa heredada del final de la anterior dinastía y trae incapacidad del faraón para mantenerse en el trono si no es a golpe de talonario. Los principales beneficiarios son los sacerdotes de Heliopolis de culto a Ra y los nomarcas o gobernadores de provincias que se estaban haciendo de oro y competían por tener la tumba más lujosa. La sexta dinastía trae la decadencia de un faraón incapaz de pagar a los que lo mantenían en el trono, empeñados en procurarse un más allá más lujoso que el más acá.

El culto a la muerte.

La momificación es algo que no comenzó en este periodo pero abrió una época de magnificación de los rituales para después de la muerte. El cadáver se llevaba a la “casa de la muerte”, el templo donde se realizaba, y allí se abría y se sacaban todas las vísceras dejándolo hueco. Las vísceras se guardaban embalsamadas en los vasos canopos que eran unas vasijas con la tapa en forma de cabeza de animal. El hígado en el que tenia tapa con cara humana, los pulmones en uno que tenia forma de mono papión, los intestinos en el de forma de halcón y el estómago en el de forma de chacal. El corazón se consideraba el recipiente de la inteligencia y se guardaba aparte. El cerebro en cambio se creía que no servia para nada y se sacaba a través de la nariz metiendo una varilla y batiéndolo como si fuera una horchata. El cuerpo vacío se lavaba con vino de palma y se cubría por dentro y por fuera de natrón, una sal mineral muy fuerte. Que secaba la carne y eliminaba las bacterias que pudieran descomponerlo. Lo dejaban como un jamón de jabugo o una tira de mojama y luego lo lavaban con agua para después envolverlo en lino y resina que lo protegía.

¿Porqué una pirámide? En principio por que es la estructura más estable que puede construirse, si se hace con el ángulo adecuado, para hacer un edificio tan grande de bloques de piedra sin que se venga abajo. La pirámide también simboliza en la mitología egipcia la colina primordial que fue la primera tierra que emergió del mar y donde Ra dejó caer uno de sus rayos en su vértice dando comienzo la vida. Era por tanto introducir al difunto rey en el interior de la forma más sagrada que conocían y que le otorgaría la vida eterna. Esta creencia ha hecho que muchos que gustan de cosas esotéricas crean que en el interior de las pirámides o de objetos con forma de pirámide hay una energía que mantiene la vida eterna. La pirámide formaba parte de un complejo funerario que se complementaba con una larga calzada ritual que llevaba al llamado Templo del Valle, un lugar cercano al río donde llegaba la barca que traía al difunto y que servia para purificarle durante 40 días.

11 de agosto de 2010

El nacimiento de Grecia


Quien haya tenido la suerte (no es mi caso) de hacer un crucero por el Mediterráneo, seguramente haya hecho escala en las islas Cícladas. ¿Qué no os suenan? Mikonos, Paros, Milo, Sifnos, Amorgos, Tinos, Serifos y Santorini. Ahora sí ¿verdad?


Desde el V Milenio existía un profundo comercio entre la península turca y la griega. Saltando de isla en isla llegó primero la domesticación de animales de granja y luego la agricultura. A lo largo del III Milenio se desarrolló en estas islas una cultura basada en la pesca del atún y el comercio por todo el Mediterráneo. Se denomina ‘Periodo Cicládico’. Conocían ya el bronce. Eran una cultura pacifica, tanto es así que las ciudades carecían de murallas. Se conoce muy poco de estas gentes, pero lo más significativo es su arte escultórico. Figuras sentadas o de pie, con caras sin rostro, narices grandes y rectas, y con la faz elevada como mirando a lo alto. Sus brazos casi siempre cruzados sobre el abdomen si no están haciendo alguna actividad. Las islas tenían pocos habitantes, unos pocos miles por isla. Vivian en ciudades pequeñas de casas rectangulares con dos habitaciones o en casas aisladas. Se hacían enterrar en tumbas de escasa profundidad de forma cuadrada con paredes y cubierta de grandes lascas de piedra toscamente labradas, tumbado sobre el lado derecho y en posición fetal. Los ricos con un ajuar nuevo con las cosas que el difunto necesitaría en la otra vida y los más pobres con cerámicas de segunda mano, es decir ya usadas. Creían en una diosa terrena, la Gran Madre, a la que le ofrecían animales y figurillas que quemaban en grandes hogueras y luego los restos quemados los metían en vasijas y las enterraban junto a grandes rocas naturales que ellos creían eran parte de esa diosa que sobresalía de la tierra.




Mientras tanto, en la península griega se desarrolla un periodo cultural paralelo que se ha llamado Heládico. Las ciudades tampoco tenían murallas y normalmente tenían una gran construcción rectangular que servia de almacén y que era regentado por una familia que debía ser la que mantenía el poder político y religioso de cada territorio. Conocían también el bronce debido al comercio con las islas y ellos les ofrecían el producto de la vid y el olivo. Seguramente que uniendo el atún que pescaban con el aceite que producían en el continente y el vino, las tabernas de la época se parecerían mucho a las de hoy, hasta con las aceitunas en platitos.



Algo más al sur y a medio camino entre Grecia y Egipto se encuentra una isla, Creta. Larga y estrecha, de costa recortada y escarpada tiene en su pequeña superficie altas cumbres de más de 2500 metros y casi toda ella es una serie de mesetas de casi 200 metros sobre el nivel del mar. Una columna vertebral formada por tres cordilleras dividen climáticamente el norte y el sur siendo este último más seco al estar más expuesto a los rayos del sol mediterráneo. Allí, entre cipreses y mirtos, olivos y hierbas aromáticas, floreció una cultura que seria una de las primeras, si no la primera, gran civilización europea. Me refiero a la cultura Minóica. Es curioso el porqué de ese nombre y es que cuando se descubrió el gran palacio de la ciudad de Cnosos que al estar construido de forma intrincada, se creyó que ese debía ser el laberinto del mítico rey Minos. Comenzaron su expansión marítima comerciando con Egipto para comprar estaño, imprescindible para fabricar bronce y que era inexistente en Creta. Vivian aun en pequeñas ciudades sin fortificar con casas de piedra y adobe. Se enterraban en fosas comunes cerradas con una bóveda de ladrillo y cubiertas de tierra.



Ya en la península de Anatolia (Turquía), se desarrolla una cultura también pre-griega, llamada Troade, que basaba su economía en la explotación del paso de comerciantes desde el Mar Negro hasta el Mediterráneo a través del estrecho del Helesponto que une o separa Europa de Asia. Su ciudad principal era Troya. A diferencia de las ciudades cicládicas, heládicas o minóicas, Troya sí estaba defendida por una gruesa muralla y unas puertas enormes, así como una construcción llamada megaron. Era el palacio del gobernante o rey. Una sola habitación sin ventanas con cuatro columnas en su interior que enmarcaban una hoguera y sostenían un tejado abierto en el centro por donde entraba la luz y escapaba el humo. En esas columnas se colgaban las armas y trofeos y los instrumentos de los cantores de gestas y mitos. Se abría al patio por una puerta y un porche sostenido por dos columnas. Del megaron proviene el templo griego.



El paraíso se acaba



De repente, sobre el 2200 a. C. llegaron desde los Balcanes los primeros indoeuropeos con sus caballos y ganados sembrando la destrucción y el fuego en aquellas ciudades que no se plegaban a su conquista. La Grecia continental y las Cícladas a partir de entonces sufren un receso cultural, las ciudades se amurallan y hay indicios de incendios provocados seguro por guerras entre los pobladores autóctonos y aquellos que llegados del norte vagaban por los caminos y llanuras. La cerámica y la producción tanto metalúrgica como de orfebrería se colapsó. Se fastidió el invento en resumidas cuentas cuando llegaron los bárbaros a caballo.


Parece ser que no todos sufrieron sino que algunos, los cretenses minóicos, se aprovecharon. Quizás porque los recién llegados no entendían muy bien de navegación y en eso los cretenses no solo les llevaban ventaja sino que tal vez sus flotas les mantenían a raya, el caso es que no llegaron a la isla. Ellos quedaron como único puente entre Grecia, Turquía y Egipto, manteniendo el comercio y enriqueciéndose. Fue en esta época cuando comenzaron a construirse los grandes palacios minóicos. Una prueba de la tranquilidad que seguía reinando en Creta es que las ciudades crecieron y seguían sin amurallarse. Los palacios son villas enormes donde vivía la familia real y sus administradores y sirvientes. Estos reyes eran en realidad importantes comerciantes que habían reunido el poder político y religioso de la comunidad gracias a sus flotas y dinero. El palacio giraba en torno a un patio amplio alrededor del cual se distribuían multitud de habitaciones destinadas a viviendas, talleres, almacenes, cocinas y salones de ocio que se iban disponiendo de manera caótica y en varios pisos siguiendo la línea del terreno tal y como se ven hoy algunos complejos turísticos en la costa encaramados al paisaje. Tenían sistemas de canalización y evacuación de agua y sistemas de refrigeración e iluminación. Gruesas paredes pintadas con frescos, porches de gruesas y bajas columnas pintadas de rojo y frescos techos de tejas de terracota que hacían agradable la vida en ellos. Cerca de allí estaban las aldeas de los agricultores y ganaderos con viviendas de una sola habitación y callejuelas serpenteantes.



Todo fue a pedir de boca para los minóicos que se fueron haciendo de oro gracias al comercio. Más todavía cuando sobre el 1700 a.C. empezaron a llegar desde los Balcanes un nuevo grupo de indoeuropeos. La invasión esta vez fue pacífica quizás por que aún recordaban la anterior o porque los recién llegados no encontraron ciudades que les apeteciera quemar o destruir. En aquel entonces la Grecia continental estaba muy despoblada y cultural y económicamente muy empobrecida.


Los nuevos vecinos que se fueron a asentar en Grecia eran los primeros griegos propiamente dichos, los aqueos. Los griegos eran buenos vecinos de los minóicos cretenses, mejor que los pobres pastores y agricultores que hasta entonces habían habitado las montañosas tierras de la península. El futuro para los minóicos se veía de color rosa. Es entonces cuando se genera el mito del rey Minos.



El laberinto del Minotauro



En Cnosos, la más importante ciudad de Creta vivia un rey llamado Minos. Su mujer Pasifae se enamoró de un toro y quedó preñada por él. De esa unión nació un monstruo mitad hombre mitad toro. Minos ordenó a su arquitecto Dédalo que construyera un laberinto donde encerrarlo pues se alimentaba de carne humana. Debido a una disputa con los griegos se inició una guerra. Para acabarla, los griegos aceptaron la humillante paz a cambio de entregar anualmente siete jóvenes y siete doncellas para servir de alimento al Minotauro. Ese tributo acabaría cuando alguno escapase del laberinto. Teseo, único hijo de Egeo rey de los griegos, fue a Cnosos a acabar con el Minotauro. Una vez allí, la hija de Minos se enamora de Teseo. Ariadna deja en la entrada del laberinto una pequeña espada, un escudo bruñido y su largo cinturón de lana. Por la noche, antes de que se cumpliera la pena impuesta le cuenta su plan. Al día siguiente Teseo se adentra en el laberinto y recoge espada y escudo, luego ata un extremo del cordón a la puerta y va desenrollando el resto del cinturón, mientras busca al monstruo. Al volver una esquina se encuentra con el bicho. Para protegerse, Teseo levanta el escudo instintivamente y el Minotauro se ve reflejado. Como nunca se había visto en un espejo, Minotauro se queda embobado mirándose, cosa que Teseo aprovecha para meterle en el cuello un tajo con la espadita dejando a la bestia en un charco de sangre. El siguiente problema era salir del laberinto, pero siguiendo el plan de Ariadna, volvió a enrollar el cinturón y llegó a la salida.



Este mito explica el poder que tenia Creta sobre Grecia. El laberinto seria el propio palacio de Cnosos visto por los griegos y el Minotauro quizás se base en los juegos taurinos que celebraban. Los cretenses eran muy aficionados a saltar los toros, los grandes uros de largos cuernos y gran ferocidad.



Corazón de fuego



Pero el fin de Creta y de su talasocracia (estado que basa su poder en su flota y en el comercio marítimo sin apenas ahondar tierra adentro) se estaba gestando en una pequeña isla de las Cícladas. Quién conozca la hermosa isla de Santorini habrá visto su enorme laguna salada interior y como la costa que da a esa laguna es alta y parece estar cortada de un enorme bocado. Santorini se llamaba Thera y era una isla de forma circular con una gran montaña en su centro que no era otra cosa que un volcán durmiente. Allá por el 1600 a.C. debido a un terremoto, cosa normal en la zona, se abrieron grandes rajas submarinas por las que entró el mar a chorros. Lo que ocurrió después es como si hubiésemos tapado una olla a presión gigantesca y la hubiésemos puesto al fuego. La explosión fue como la de varios cientos de bombas de hidrógeno juntas y la nube de cenizas subió hasta las capas más altas de la atmósfera dando varias veces la vuelta a la tierra y oscureciendo el sol incluso en China, donde los astrónomos lo apuntaron en sus libros. Cuando el volcán saltó por los aires la pared sur del volcán cayó hacia la caldera dejando un hueco de más de 350 mts de altura y del tamaño de la actual laguna, unos 84 km2, que de pronto se vio inundada por el océano. Tan gran cantidad provocó una serie de olas o tsunamis de más de 30 metros de altura y que viajaban a 300 km/h hacia el sur. La costa egipcia se retiró mar adentro para regresar instantes después y subir varios kilómetros tierra adentro. Se piensa que las doce plagas y la posterior huida de los hebreos de Egipto se produjo por aquella época y debido a esta catástrofe. Pero quien se llevó la peor parte aparte de la propia Thera fue la única isla que quedaba al sur, entre Thera y la costa africana. No era ni más ni menos que Creta. Las olas arrasaron la isla entera barriéndola y destruyendo casas, palacios y flotas. El viento del noroeste cubrió de cenizas toda Creta y destruyó las cosechas bajo metros de fango volcánico. Los que pudieron huir se refugiaron en la costa griega que fue la que menos sufrió al estar en el lado opuesto hacia donde se dirigió la catástrofe. A partir de entonces la civilización minoica desapareció tal y como se había conocido.



La Atlántida.



Platón contó en sus ‘diálogos’ que cuando Solón, el legislador de Atenas viajó en 590 a.C. a Egipto, unos sacerdotes le refirieron la historia de una gran isla donde vivian hombres de gran belleza e inteligencia que tenían una enorme flota y conocían muchos secretos que compartían con los egipcios de la antigüedad. Esta isla compuesta por varias islas desapareció bajo el mar después de violentos temblores de tierra y maremotos y terribles lluvias que se sucedieron en tan solo un día y una noche. Cuando Platón oyó la historia pensó que esta isla, según las medidas y la fecha que leyó, debían estar al otro lado de las columnas de Hércules, en mitad del Atlántico. Lo que Platón no sabia es que Solón no sabia egipcio y tampoco entendía la escritura egipcia. Solón se equivocó al apuntar las medidas y la fecha añadiendo un cero a ambas. Al dividir por 10 las cifras que dio Solón, se acercan tanto en kilómetros cuadrados como en fecha a la explosión de Thera y la consiguiente destrucción de la ricas ciudades cretenses.



Los griegos



Pasando de dominados a dominadores, los aqueos tomaron el relevo a los cretenses que habían sucumbido a la catástrofe. Aunque los cretenses regresaron a sus ciudades y trataron de levantar su emporio de nuevo ya no pudieron y unos 250 años después fue un rey aqueo el que se sentó en el sillón del trono de Cnosos.


Es entonces cuando empieza a destacar una ciudad que dará nombre a la primera civilización griega, Micenas. Situada en un elevado promontorio, Micenas pasó de ser una pequeña ciudad cercana al istmo de Corinto a convertirse en la capital de la civilización micénica. Se guarneció tras una gruesa muralla de varios metros de espesor y hecha de bloques gigantescos que se llamaron después murallas ciclópeas porque creían que las habían levantado los gigantes cíclopes. Tras estas murallas se levantaba la ciudad compuesta por pequeñas viviendas y talleres y un pasillo que llevaba a la zona real o acrópolis, más alta que el resto de la ciudad y defendida por su propia muralla. Fuera estaba el complejo funerario real, formado por un enorme circulo de piedra en cuyo interior había un habitáculo excavado en el suelo y de paredes de piedra y cubierto por una bóveda de piedra y cerrado con arena formando un túmulo típico de los indoeuropeos, donde se enterraban los reyes y principales de la ciudad. A bordo de carros tirados por caballos y armados de jabalinas y largas espadas de cobre iba un auriga o conductor y el guerrero cubierto de una gruesa e incomoda armadura de bronce. Esta armadura era de forma tubular y estaba formada por tres anillos que cubrían desde el cuello hasta la rodilla en una especie de túnica de bronce, una protección para el cuello cosida a ella y unas hombreras para proteger los brazos. A estos 25 kilos de metal se añadía un casco cónico hecho con colmillos de jabalí unidos a un gorro de cuero. Normalmente era un traje costoso que solía llevar un gran guerrero, un príncipe o un pariente o amigo del rey, que era entonces el caballero de la época. La infantería normal llevaba escasa protección, un escudo en forma de 8 y una lanza. Con esta fuerza que debió ser formidable, acabó con la cultura minoica o mas bien la asimiló ahora que estaba en baja forma.


Cuando ya tenían su gran imperio formado por varias ciudades con sus respectivos reyes, como Micenas, Tirinto, Argos o Pilos, decidieron que ya no querían seguir teniendo que pagar las altas cuotas a Troya por pasar sus barcos el estrecho de los Dardanelos hacia el Mar Negro. Por esta razón hacia 1250 a.C. decidieron acabar con ella y tras sitiarla la conquistaron y quemaron hasta sus cimientos.



La guerra de Troya



No se sabe si Homero escribió una historia envuelta en sucesos mitológicos para adornar la verdadera guerra o si simplemente aprovechó una circunstancia real acaecida siglos antes para inventar una bonita historia de amor, amistad y guerra.


Aun cuando el rey Agamenón de Micenas hacía tiempo que quería meterle mano a Troya por la riqueza que ésta acumulaba y porque estaba en un lugar que era paso de barcos y caravanas de Asia a Europa y eso tenia que dar mucho dinero por el peaje, pero sabia que los otros reyes no aceptarían ir contra una poderosa y rica ciudad como Troya por la ambición de un hombre. Quien se lo puso a huevo fue Paris, hijo menor de Príamo rey de Troya. Éste fue invitado junto con su hermano mayor Héctor por el rey de Esparta, Menelao. La cosa ya venia de lejos puesto que antes de nacer, su madre tuvo un sueño en que daba a luz una antorcha que incendiaba Troya. El oráculo le dijo que el que iba a nacer, o sea Paris, seria la perdición de la ciudad. ¡Cuanta razón tenia! El caso es que Príamo se enteró y ni corto ni perezoso cogió al nene y sin soltar una lagrimilla se lo dio a un pastor para que lo tirase por ahí. El pastor sintió pena, como suele suceder en los mitos, y decidió criarlo él. Estaba el muchacho, que era un rato guapo, rubio y de piel clara, cuidando su rebaño cuando se le acercaron tres diosas para que formara parte del primer concurso de Miss Mundo del que se tiene noticia. Zeus había preparado una cena a la que invitó a todos los dioses y ninfas. Solo dejó fuera, como en el cuento de blancanieves, a una llamada Discordia que era, como su nombre indica, una marrullera enredadora como... bueno todos conoceréis a alguna así. Discordia se coló sin invitación ni traje pero con un regalo, generosa ella. Una manzana de oro en la que decía ‘para la más bella’, y ahí la dejó en medio de la mesa entre una jarra de hidromiel y un plato de ambrosía. Todas las diosas claro, se lanzaron como harpías sobre el regalo diciendo que según estaba escrito le correspondía. Las finalistas fueron Hera, Afrodita y Atenea. Fueron a Zeus para que eligiera pero, como buen anfitrión y porque tonto no era, pasó de elegir, primero porque Hera era su mujer, Atenea su hija predilecta y Afrodita... bueno Afrodita iba medio en pelotas todo el rato así que tampoco quería ir en su contra, por si caía algo. La cosa es que se fijó en Paris y le llamó para que él eligiese. Las candidatas no solo posaron para él en bikini y traje de noche sino que en privado cada una le ofreció un don si era elegida. Hera le ofreció el poder político, Atenea el militar y Afrodita a la mujer más bella de los mortales. El por entonces pastor debió ver poco atractivos los dos primeros ya que en el monte con sus ovejas poco le iban a servir, sin embargo oye, si en vez de una pastora o una oveja, era la Miss Universo. Así que la manzana fue para Afrodita. Menudo mosqueo el de las otras dos y Zeus queriendo irse a la taberna del Olimpo donde Baco estaría ya borracho bebiéndose la bodega.


Al poco tiempo, Paris se presentó ante su padre durante las honras fúnebres que éste le celebraba (remordimientos de viejo). Aprovechó el viaje de su hermano Héctor a Esparta ya que Afrodita le dijo que Helena, mujer del rey, era la mas bella de las mortales. Bella y ligerita, porque en el momento en que vio a Paris se pensó que Menelao se iba a quedar en Esparta para siempre con su madre ya que a ella le esperaba la fama en Troya. En el barco se enteró Héctor que se llevaban un souvenir de Esparta más peligroso que si hubiera sacado dos kilos de cocaína por la frontera turca. Inmediatamente el rey de Esparta fue a contárselo a su hermano Agamenón que cuando éste se fue, despidiéndole con palmaditas en la espalda y lagrimillas en los ojos, se puso a saltar de alegría. Ya tenia la excusa. Dicho y hecho se embarcó junto a todos los reyes griegos hacia Troya. Pero justo cuando iba a soltar amarras se paró el viento, Afrodita que era hija del mar lo detuvo para que los troyanos tuviesen tiempo de llegar a casa. Un oráculo dijo que si querían que el viento soplara de nuevo Agamenón tenia que sacrificar a su hija Ifigenia y sin temblarle una ceja, la llamó y la mató. Entonces el viento sopló y todos para Troya. Entre ellos viajaba Ulises de Ítaca que era un gran estratega y Aquiles, héroe griego medio dios. Una vez en la playa Menelao salió de entre todos para que Paris y él lo arreglaran entre ellos y no tuviese que morir nadie. Héctor le decía a su hermano que era un cobarde por no salir y que tendría que salir él. Es que claro, debió elegir lo del poder militar, debió pensar Paris. O el político y arreglarlo todo como si fuera la ONU. Pero ya era tarde, había elegido ‘susto’. Y Menelao estaba allí abajo para machacarlo y no para echarlo a los chinos, y él era solo pastor. Salió de todas formas pero a la de dos espadazos salió corriendo como una nena a grito pelado. Mientras los de Aquiles habían encontrado un templo de Apolo en la playa y lo habían saqueado llevándose a su sacerdotisa Briseida. Agamenón decidió que la quería y como era su rey se la llevó, pero Aquiles decidió que pasaba de pelear hasta que le devolvieran lo suyo. Como les estaban dando para el pelo, el rey de Micenas le pidió a Patroclo, que era primo y medio amante de Aquiles (estos griegos no tenían reparos entre carne o pescado) que le convenciera. Como Aquiles estaba emperrado en que no, Patroclo robo su armadura y se hizo pasar por él. Héctor le dio carne de membrillo y le mandó fiambre a sus filas. Aquiles pilló un mosqueo de tres pares y se fue a las murallas a desafiar a Héctor. A pesar de que todo el mundo le decía que no, que Aquiles era invulnerable porque su madre le baño en una laguna mágica, Héctor bajó a la arena. Allí Aquiles se lo merendó en dos minutos y arrastró su cadáver atado a un carro alrededor de la ciudad y luego lo dejó allí sin enterrar para que no tuviera descanso eterno. Lo que tenia que oler el pobre Héctor después de dos días tumbado al sol como una foca, una foca muerta eso sí. Al final el viejo Príamo fue a por el muerto y Aquiles se lo devolvió, se dice que por pena pero yo creo que también debía ser por las protestas de los vecinos, hartos de oler a mojama de troyano.


Llevaban ya casi diez años los griegos en Troya y la puerta no se abría ni para sacar la basura. Ulises, que como hemos dicho era un gran estratega decidió que allí no entrarían como no fuese por medio de una trampa. Cogió un barco que se había destrozado y construyó un caballo enorme de madera. Lo llevaron por la noche a las cercanías de Troya y lo dejaron allí. Ellos cogieron sus barcos y zarparon. Un griego que dejaron allí abandonado dijo que era una ofrenda a Afrodita en señal de rendición. Los troyanos bajaron a la playa y allí no había ni rastro de botellón. Así que metieron el caballo y lo pusieron en la plaza de la ciudad para hacer una fiesta. Una hermana de Paris y Héctor era Casandra, tenia el don de la adivinación pero a cambio nadie la creería nunca en sus predicciones, una putada vamos. En cuanto Casandra vio el caballo empezó a chillar que el caballo destruiría Troya. La gente se echó a reír acostumbrada a sus locuras. Cuando llegó la noche y todo el mundo estaba durmiendo la mona de la macrofiesta que habían hecho se abrió la panza del caballo y de dentro salió Ulises con algunos griegos que habían estado todo el día escondidos a riesgo de que hubieran hecho caso a Casandra o a Laocoonte, un sacerdote que no se fiaba de los griegos ni trayendo regalos y le quiso meter fuego. Mataron a los guardias y abrieron las puertas. Los griegos que se habían dado la vuelta entraron y empezaron a matar y quemar por toda Troya. Paris vio a Aquiles y tensó su arco. En su oído escuchó a Afrodita que le decía: ‘Al talón, Paris, al talón’. Y allí que le tiró. Aquiles se cayó de lo alto de la muralla y se mató. Y es que la única parte vulnerable de Aquiles era el talón por que por ahí lo sostenía su madre cuando lo metió en la laguna. ¿Por dónde queríais que lo cogiese?. Los troyanos tuvieron que salir huyendo poblaron otras tierras mientras que los griegos regresaron a Grecia no sin muchos problemas, para muestra el regreso de Ulises a Ítaca. Pero eso ya es otra historia y merece ser contada en otra ocasión, como diría Michael Ende.



El fin de Micenas



Los aqueos trajeron consigo sus propios dioses indoeuropeos de carácter machista y guerrero. Zeus era el principal y Hera su esposa, Ares dominaba la guerra y Hermes el comercio. Junto a Atenea, Artemisa, Dionisos y Erinia formaban su panteón. Faltaban aun Apolo, Afrodita o Demeter y Hefesto que eran dioses orientales y solo se veneraban en Troya. Eran por tanto enemigos aún. La sociedad también estaba constituida al estilo indoeuropeo donde el principal era el rey o wanax. Debajo de él estaban los príncipes y señores militares o lawagetas que eran todos primos, hermanos o cuñados del rey. Todo quedaba en casa. También estaban los telestai o grandes terratenientes. Y debajo de ellos el resto de los habitantes o damos. El wanax tenia todo el poder en la ciudad y sus territorios así como otros reyes que le debieran obediencia. En el ámbito local gobernaba el pasireu y un consejo de ancianos o gerousia. Tras la caída de los reyes micénicos, quedó como líder principal el pasireu que derivó en el basileus y la gerusia o consejo, que fueron los que siguieron gobernando en los pequeños pueblos cuando los reyes huyeron.


La agricultura se basaba en el trigo y la cebada, el olivo y la vid. La ganadería en cabras y ovejas, además de caballos para la guerra. Continuaron con la fabricación de bronce para armas y objetos, la industria textil de la lana y el lino, así como el comercio marítimo heredado de los minóicos. Para garantizarla procedencia y que los productos no habían sido adulterados en el camino, así como para contabilizar compraventas, los aqueos inventaron los nódulos. Eran unas bolitas de arcilla que se hacían con los dedos alrededor de una cinta de cuero o fibra y que servia como etiqueta y lacre. En él se ponían todos los datos relativos a lo que contenía un ánfora o incluso lo llevaban al cuello los bueyes destinados a sacrificio. Los nódulos que debían estar intactos a la hora de la recepción, se guardaban como contabilidad como las bolitas del gordo de Navidad.


Y todo iba bien para los gordos reyes micénicos y sus súbditos hasta que por fin sobre el 1200 a.C. se cumplió otra vez el dicho: ‘De la calle vendrán y de tu casa te echarán’. Los reyes aqueos que después de la caída de Troya y Creta se habían quedado solos en el gobierno de la zona, como no tenían contra quien pelear y su naturaleza guerrera les hacia aburrirse, se dedicaron a pelearse entre sí. Las poblaciones se empezaban a hartar de tanta guerra y se fueron desligando de las ciudades aqueas yéndose a las montañas a malvivir pero en paz. Este hecho trajo una importante merma económica a las grandes ciudades. A esto se unió la llegada a la montañosa península del Peloponeso de nuevas invasiones indoeuropeas, griegos también en busca de territorios y pastos, los dorios. A partir de entonces se inicia lo que se ha dado en llamar, la Edad Oscura. Lo veremos más adelante.

21 de julio de 2010

Arenas Sagradas. Egipto Arcaico

Egipto y el Nilo


Egipto, cuna del saber, de la medicina, de la astronomía, de la arquitectura y vaya por dios, de las matemáticas. El Egipto antiguo era en sí un río, el Nilo, rodeado a ambos lados de uno de los desiertos más inhóspitos de la tierra. El desierto libio, el extremo oriental del Gran Sahara, es cruzado por el único gran río africano que fluye hacia el norte dando a sus orillas un verdor y una fertilidad enormes gracias a las inundaciones anuales que cubren varios kilómetros a ambos lados del río y que desemboca en multitud de brazos que atraviesan un enorme delta que como una Venecia gigantesca se asoma al Mar Mediterráneo. Debido a lo extremo del clima que lo rodea, los egipcios apenas tuvieron relación con sus vecinos durante la prehistoria. Kemet, la tierra negra, es como llamaban los egipcios a Egipto. Por el contrario, todo lo demás, tanto el desierto que les rodeaba como cualquier país extranjero era para ellos ‘Desheret’, la tierra roja (de ahí proviene la palabra desierto).


El Iteru, como llamaban al Nilo, era la columna vertebral del Imperio que estaba a punto de comenzar. Una gigantesca autopista acuática por donde fluctuaba la ruta comercial entre los dos reinos que se habían formado en la segunda mitad del IV milenio a.C. La economía de Egipto se basa en la agricultura y el ciclo vital se dividía en tres: Akhet (Junio-Septiembre) era el periodo de la gran inundación, Peret (Octubre-Febrero) era el periodo de la siembra después de esperar que el agua se drenara y de labrar el rico lodo que dejaba el río, y por último Shemu (Marzo-Mayo) que era el periodo de la cosecha. Egipto siempre produjo, gracias a la precisa y segura inundación que siempre solía ocurrir en los mismos días, mucha más cosecha de cereales de la que eran capaces de consumir, por lo que comenzaron a comerciar con sus vecinos del Mediterráneo (Chipre y costa Palestina).


Egipto se dividía en 42 provincias o nomos gobernadas por un administrador o nomarca representante del Faraón. Cada nomo debía pagar un tributo en especie o en trabajo al Faraón según su producción, que los recaudadores acumulaban para cuando el Tyaty o Visir viniera a recogerlos. Además el estado exigía que durante algunas semanas, normalmente coincidiendo con la inundación en la cual no se podía hacer nada, una persona de cada casa tenia que trabajar para el estado en obras públicas.



Las dos coronas


Durante la etapa predinástica, sobre el 3500 a.C., los habitantes del delta iniciaron un sistema feudal y fundaron dos reinos separados por uno de los brazos del Nilo. El reino del Junco que estaba en una zona pantanosa y húmeda, y el reino de la Abeja situado en lugares más altos pero sumamente fértiles. El reino de la Abeja conquistó al del Junco y unificó el delta creando el Bajo Egipto. Los que huyeron remontaron el río y fundaron un nuevo reino, el Alto Egipto. Reprodujeron su vida en el delta e incluso bautizaron sus ciudades como las que dejaron atrás y por eso se repiten muchas en ambos reinos.


El Bajo Egipto, llamado así por estar en el curso bajo del río, llegaba desde las orillas del Mediterráneo hasta la ciudad de Memphis (a unos 40 Km del actual Cairo) y el Alto Egipto de allí hasta la primera catarata (actual presa de Asuan). El rey del Bajo Egipto tenia como símbolos reales una corona de color rojo, el desheret, formada por un gorro bajo con una especie de larga peineta hecha de material vegetal teñido, con una especie de varilla rizada en la punta que salía hacia delante y en la frente un áspid (serpiente) y se sentaba sobre un trono decorado con plantas de papiro. A su vez, el rey del Alto Egipto se tocaba con una corona blanca formada por un alto gorro cilíndrico acabado en punta redondeada llamada hedyet. Su trono estaba rodeado de lotos tallados.


En Tinis, una ciudad en mitad del Alto Egipto, surgió un rey llamado Narmer. Corría el año 3050 a.C. y descendió por el río para tomar al Bajo Egipto por la fuerza de las armas. Así controlaba las rutas comerciales del Mediterráneo y el Sinaí, además se cobraba la venganza sobre los conquistadores de sus antepasados. Narmer fundó una ciudad en la frontera entre ambos reinos para indicar a los del delta que él era su amo. Esta ciudad no es otra que Memphis. Se convirtió en el primer faraón de Egipto. La palabra faraón proviene de la pronunciación hebrea para ‘peer-a’ que significa Gran Casa, nombre con que se designaba la residencia del rey y, por asimilación, al que residía en ella. Narmer murió en el 3007 cuando estaba de cacería y lo atacó un hipopótamo, curiosamente el animal que aun hoy día mata a más personas en África.


Le sucedió su hijo Aha que además era médico. Aha murió en 2975 después de haber incluso escrito un tratado de cómo abrir cuerpos (vamos que te sajaba como una aceituna en menos que canta un ibis). Parece ser que le sucedió como regente su esposa Neithotep que era del Bajo Egipto y que se casaría con él como medio de ser aceptado por sus vasallos. Sin embargo quien reinó al año siguiente fue el hijo de una de sus concubinas llamada Jenetap, quizás por ser mayor y necesitar ya un gobernante varón o simplemente porque se sentó en el trono y no había quien se lo quitara. Su nombre era Dyer y se casó con una princesa llamada Merytneit (por su terminación ‘Neit’ también seria del Bajo Egipto ya que Neit era una diosa venerada allí). Dyer subió por el Nilo hasta la segunda catarata adentrándose en Nubia, un reino entre Egipto y Sudan habitado por gente de raza negra que los egipcios llamaban ‘Ta-Seyti’, tierra de la gente del arco, ya que ellos no solían pelear con esta arma. Les dio un cachete y se volvió con lo que pilló, probablemente también para asegurarse los bosques de ébano que había en la región.


Merytneit le sucedió cuando Dyer murió en 2927 y mientras su hijo Dyet crecía lo suficiente como para subirse al trono de loto y papiro. Pero Dyet duró poco y murió en 2914 sucediéndole su hermano Den (su madre estuvo también de regente con él mientras se hacia mayor, por eso Merytneit se enterró con los honores de un faraón). Este Den era un personaje o su madre le tuvo que enseñar bastante porque hizo muchas cosas. Aparte de acabar con la hambruna que asoló el país durante el reinado de su hermano, el faraón niño, ordenó censar a todos los ciudadanos y su ganado, quería saber sobre cuanta gente iba a reinar y de que carne disponía. Como en el Sinaí había minas de malaquita y de ahí extraían cobre, Den se fue hasta allí a reclamar el territorio. Para que todos los egipcios le vieran como su faraón independientemente de si era del Bajo o Alto Egipto, unió las dos coronas en una, combinándolas. Así rodeó el casco blanco del Alto Egipto con el gorro con peineta rojo del Bajo y creó el ‘sejemty’ y se proclamó faraón de todo Egipto. Se hizo enterrar, como su hermano, con 130 criados asesinados para que le sirvieran en la otra vida. Un angelito. Celebró por primera vez la fiesta ‘Heb Sed’ que era como un jubileo cuando se cumplen 30 años de reinado y se hacia para renovar el poder del faraón.


En 2867 le sucedió su hijo Adyib que ya debía ser muy mayor. Celebró un Heb Sed pero no por llevar 30 años de reinado sino porque estaba tan viejo que pensaron que así se rejuvenecería. Pero no lo hizo y se murió en 2861 (se le había pasado el arroz y cascó pronto). Ahora viene una cosa curiosa que solieron hacer muchos faraones posteriores. Cuando el sucesor de Adyib subió al trono ordenó que se borraran los cartuchos con el nombre del faraón muerto. Era una manera de hacerlo desaparecer para siempre. Los egipcios que eran muy listos sabían que la vida eterna pasaba por ser recordado. Los hombres sin nada pasaban por la tierra y desaparecían sin más. En dos generaciones nadie les recordaba. Alguien importante necesitaba perdurar en el tiempo dejando sus estatuas, grabados sus nombres, etc. Borrarlos era desaparecer. Cualquiera de nosotros trata de recordar a sus antepasados y de que sus descendientes le recuerden, dejando fotos u obras de cualquier tipo. Cuando olvidamos el nombre de un bisabuelo o se pierde su recuerdo, es como si jamás hubiera existido y eso los egipcios, que llevaron la creencia en el más allá a su máxima expresión, lo sabían.


Semerjet, posiblemente hijastro de Adyib, usurpó el trono, y una serie de ‘prodigios’ y catástrofes hicieron peligrar su cabeza. El Bajo Egipto de rebeló varias veces. Cinco años después de subir al trono, en 2857, murió sin pena ni gloria. Su sucesor fue Qaa y probablemente era hijo o hermano de Adyib. Se vengó de Semerjet haciendo lo mismo que él hizo, borrando su nombre. Qaa tampoco hizo mucho y murió en 2828 a.C. dando por finalizada la I Dinastía de Egipto.



La primera gran crisis en el Imperio



La II Dinastía comienza con una invasión militar del delta para devolver la normalidad a la región que se había rebelado gracias a los años de revuelo en el trono de loto y papiro. El jefe de esa operación militar era posiblemente un general del faraón fallecido que se casó con una de sus hijas. Su nombre anterior no se conoce, pero cuando apaciguó el delta se coronó faraón con el nombre de Hetepsejemuy ‘Los dos poderes están en paz’. Reinó durante 28 años hasta que su hermano inició una revuelta palaciega para derrocarlo.


Pocas cosas se conocen de los faraones de esta dinastía mas que sus nombres y algunas construcciones donde sus funcionarios estamparon sus cartuchos con cilindros de hueso (que empezaron a usarse con Hetepsejemuy). Los faraones de estas dos dinastías se enterraban en las ciudades de Abydos en la primera catarata y en Naqqara, junto a Memphis. Aun no construían pirámides y se enterraban en el suelo bajo una construcción llamada mastaba (es como una pirámide a la que se le quitaran tres cuartos de la parte superior y quedara solo la base). Los cementerios se levantaban en la orilla occidental del Nilo, donde se ponía el sol y se creía que navegaba el dios Osiris en su barca del sol por el inframundo para volver a salir por el Este al día siguiente.


En el mito de Osiris puede leerse la historia de la formación del Imperio. Osiris era el hijo de Geb (dios con forma humana pero de color verde que simbolizaba la tierra) y Nut ( diosa del cielo simbolizada por una mujer con los pies y las manos en la tierra y el cuerpo arqueado y cubierto de estrellas bajo la cual se desenvolvía la vida). Geb y Nut eran hermanos y sin embargo se liaron. Se liaron y se liaron tanto que Nut se quedó embarazada. El padre de Geb y Nut, Shu (el aire) había recibido una advertencia del dios Ra (el sol, creador del mundo cuyo nombre real era desconocido por todos ya que si algún día se descubría el mundo desaparecería. Ra era el nombre que los egipcios daban a los rayos que emanaba del dios). La advertencia era que si el cielo y la tierra se unían el caos se adueñaría de la tierra. Shu se llevaba todo el santo día detrás de sus hijos para separarlos a pesar de que él mismo se había casado con su hermana Tefnut (la humedad de la mañana nacida de la saliva de Ra). Pero claro, Shu no podía estar a todo y en cuanto se despistaba ¡zas!, los niños se liaban.


El caso es que cuando Ra se enteró no veas la que se lió. Tanto que prohibió que diera a luz en ningún día del año. En aquella época el año egipcio tenia 360 días y Thot (dios de la sabiduría con cabeza de ibis) que era un dios lunar y le ganó cinco días a la luna en una partida para que Nut pudiera dar a luz fuera de los días de Ra. En estos cinco días nacieron Osiris, Seth, Isis y Neftis.


Osiris, que nació como hombre y que creó la nación egipcia y les enseñó todo, se supone que es la representación de los reyes predinásticos como el Rey Escorpión.


Seth, con extraña cabeza animal de color negro, hocico curvado hacia abajo y orejas cuadradas, señor del mal y de las tinieblas, del desierto y la sequía. Era venerado en parte del delta del Nilo. Envidioso de Osiris lo engañó para matarlo y lo descuartizó, repartiendo sus trozos por todo el sur de Egipto. Isis, hermana y esposa de Osiris lo buscó por todas partes y reunió todos los trozos. Anubis, dios de los muertos hijo de Neftis y de su hermano Osiris (aunque era la mujer de Seth, como éste no podía tener hijos, se enrolló con Osiris, como para no matarlo), ayudó a Isis a embalsamar a Osiris y desde entonces se hizo un dios y su piel se volvió verde como la de los cadáveres. Isis quedó embarazada de Osiris y dio a luz a Horus, el dios con cabeza de halcón. Horus era venerado principalmente en el Alto Egipto y cuando fue mayor de edad se enfrentó a su tío Seth y lo expulsó al desierto. Este mito recuerda la historia de la unificación del delta primero y expulsión de los rebeldes hacia el sur y luego como volvieron y conquistaron el delta y reunificaron todo Egipto.


Siguiendo con la II Dinastía, en 2800 Nebra sigue a Hetepsejemuy, posiblemente fuese el hermano traidor. En 2785 le siguió Nynecher y en 2742 fue Uneg. Senedi subió al trono en 2735 y a su muerte el imperio se dividió. Neferkara gobernaba el Alto Egipto en 2724 y a partir de 2719 Neferkarasokar gobernaba el delta en su nombre aunque era considerado faraón. A Neferkarasokar le sucedió Hudyefa. Entonces subió al trono del alto Egipto Jasejem en 2709 y consiguió volver a unificar los dos Egiptos. Cambió su nombre a Jasejemuy que quiere decir ‘los dos poderosos resplandecen’. Casó con una princesa del Bajo Egipto y reinstauró el culto compartido a Horus y Seth. Con su muerte en 2682 finaliza la dinastía y el periodo arcaico o Tinita de Egipto. Va a dar comienzo la III Dinastía y el Imperio Antiguo.