La pretensión de este blog no es ni más ni menos que traer la Historia a aquellos que no gustan de ella bien porque creen que es aburrida, porque se le hace un tostón una lista de nombres y fechas o porque sencillamente de pequeños tuvieron que soportar un profesor monótono y pesado que les hizo odiar esta asignatura. Quiero, con un lenguaje sencillo, de la calle y divertido, contar la Historia del mundo como si fuera una anecdota entre amigos o colegas sobre cosas que hubieran pasado en el barrio hace unos días. Es por eso que esto no es una Historia sino una "Histeria" Universal.

13 de septiembre de 2010

Constructores de Pirámides

El video es original del autor del blog.

La banda sonora es Alto Giove de Nicola Porpora, aria de la opera Polifemo.

El Imperio Antiguo.

La III Dinastía. Las pirámides escalonadas.

A raíz de la muerte de Jasejemuy da comienzo en 2682 a.C. la III dinastía. Sin hijos varones sube al trono su yerno Sanajt. No hubo ruptura entre ambas dinastías, entre ambos periodos, el arcaico y el antiguo. Sanajt veneró la memoria de su real suegro y le proveyó de un entierro digno de un rey.

Sanajt sí comienza sin embargo un cambio en lo que será la cultura egipcia de ahora en adelante.

Comenzó a ser considerado como dios viviente, la faceta más conocida del Faraón en la actualidad. Sanajt fue el primero que escribió su nombre en un cartucho para que pudiéramos leerlo 4 mil años después.

Su hermano, Zoser, que gobernó Egipto desde 2665 fue el que se considera como iniciador de la dinastía ya que fue más poderoso que el anterior y dejó más huellas que al fin y al cabo es de lo que se trataba. Llevó la capital a Menfis y desde allí envió tropas al Sinaí para someter a las tribus nómadas que controlaban las minas de turquesa y cobre. Pero más famoso que el propio Faraón era su Gran Visir, Imhotep.

Médico, arquitecto, astrónomo, matemático y muchas cosas más hacían de Imhotep un gran sabio. Fue el primer hombre en poner su nombre junto al del faraón.

La medicina se estudiaba en la “casa de la vida”, dentro de los templos, y de allí salía el sun-nu o “el hombre de los que sufren” (es decir el médico de toda la vida). Era itinerante al principio de su vida profesional e iba de casa en casa y se especializaba en una enfermedad concreta. Pasado el tiempo se iba generalizando en medicina y ponía una casa donde acudía la gente.

Existía otro tipo de médico, el uabu-sekhmet. Estos ejercían en el propio templo y lo hacia por medio de sortilegios y magia. Eran más bien hechiceros que médicos propiamente dichos. Resulta que estos eran los que atendían al Faraón y su familia, así que imagina el pobre como se curaba un resfriado, en lugar de un buen caldo de ave calentito (aspirina no había) y unos pañitos calientes, oraciones o invocaciones y ungüentos con grasa de araña. Como para ser Faraón y ponerse malo. No se como duraban algunos tanto.

Imhotep, escribió un tratado de medicina que algunos siglos después se recogió por otros médicos en el llamado papiro de Edwin Smith ( que fue quien lo descubrió en 1862 ) y que trataba de muchas enfermedades y heridas de guerra. Contrariamente al papiro de Ebers que trataba de formulas magistrales y mágicas para curar muchas enfermedades, este otro basaba sus tratamientos en la observación y diagnosis de la enfermedad o herida como algo físico y no espiritual. Describía perfectamente curaciones de heridas en la cabeza con detalles de suturas craneales, partes del cerebro y hasta de cómo curar dolores de cabeza. Retrataba heridas de guerra y su tratamiento y enfermedades normales. Utilizaba opiáceos como anestesia (yo también conozco algunos que viven anestesiados) y sabia que el pulso era un indicador del estado del corazón, algo que hoy nos parece una cosa tonta por lo usual y habitual que es tomarse el pulso, pero que para la época es un descubrimiento (recordar que en 1553 Miguel Servet fue quemado en la hoguera por decir que la sangre circulaba por el cuerpo).

Imhotep fue conocido también por su faceta en arquitectura siendo el primero en utilizar piedra en vez de ladrillo. Su gran creación es el complejo funerario de Saqqara. Allí para descanso de su amado señor levantó la pirámide escalonada que tiene el privilegio de ser la primera de la historia. No se trata de la típica pirámide al uso, esa vendrá algo después, sino de una serie de mastabas superpuestas en número de seis. Imhotep quiso primero construir una mastaba normal pero de piedra caliza en vez de ladrillo. Poco a poco fue haciéndola más grande, pasando de un cuadrado de 63 metros por 6 de altura a tener 79 metros y medio por 71 y 8 metros de alto. Luego se le ocurrió superponerle 3 gradas más, cada una más pequeña que las otras (como las construcciones de los niños) hasta llegar a 42 mts de alto. Finalizó con 6 gradas superpuestas sobre una base de 121/109 mts y 62 de alto, con las piedras que daban al exterior de una caliza muy fina y blanca que debía relucir al sol como un montón de sal.

En el centro de la pirámide, en un pozo de 28 mts de profundidad y 7 de ancho, descansa Zoser en un sarcófago de granito y revestida con yeso cubierta de una losa también de granito de 3 toneladas y media. Alrededor hay más pozos, 11 para ser exactos y de 32 mts de profundo, que dan a galerías horizontales decoradas con bajorrelieves del faraón. En uno de ellos se encontró el sarcófago de alabastro de una hija de ocho añitos del faraón. En un almacén se hallaron 48 mil vasijas de cerámica y piedra talladas. Es la más antigua gran construcción del mundo que sigue en pie.

No se sabe dónde está enterrado Imhotep, pero su nombre será recordado por los siglos y disfruta de la vida eterna en el recuerdo de toda la humanidad como la primera persona normal y corriente cuyo nombre perdurará.

Zoser ocupó su real pirámide en el 2645 a.C. y le vino a suceder Sejemjet. Tuvo un corto reinado y su pirámide (que al chico también se le antojó escalonada) no llegó a terminarse y se tuvo que conformar con solo un par de gradas aunque de haberse terminado habría sido mucho más grande que la de Zoser. Hoy está enterrada por la arena del desierto.

En 2638 a.C., a la muerte de Sejemjet, Jaba subió al trono de Egipto y duró escasamente ese año. Su pirámide quedó en mastaba y está en la necrópolis de Zauyet el-Aryan al sur de Giza. Le siguió Nebkara que reinó 24 años y también está enterrado en la misma necrópolis en otra pirámide inacabada. En 2614 reinó Qa-hedyet, aunque muchos egiptólogos creen que es el mismo Nebkara con otro nombre. Estos últimos faraones parece que vivieron durante una gran crisis política y económica y por ello duraron poco y no hicieron mucho.

El último faraón de la III Dinastía fue Huny, aunque también se cree que pudiera ser el mismo faraón Nebkara, llamado de otra forma. Los faraones solían llevar varios nombres adscritos a él. Un nombre de nacimiento, uno de reinado y otro de dios. A veces cuando un faraón poco importante o poco conocido deja escritas pocas estelas se puede tomar por personas distintas los diferentes nombres de uno solo.

La IV Dinastía. Las autenticas pirámides.

Huny tuvo un hijo de una concubina llamada Meresanj. Se llamaba Seneferu. Al ser un bastardo no tuvo más remedio que casarse con una hija legitima del faraón muerto, Hetepheres, para conseguir el trono. Fundó así una nueva dinastía. Condujo una expedición contra Nubia y trajo a 7000 prisioneros y un gran botín. Protagonizó varias incursiones más para mantener las caravanas desde el Sinaí. Ordenó construir tres pirámides.

La pirámide de Meidum que fue construida para Huny en forma escalonada pero que él ordenó rellenar hasta alisar sus paredes como una típica pirámide. La falta de argamasa hizo que se derrumbase sobre sí misma. Hoy puede verse una especie de torre, el interior de la pirámide, con un montículo de escombros alrededor.

La pirámide acodada. Se trata de una pirámide caras lisas pero sus caras tienen a la altura media una variación de la pendiente que le hace parecer achatada. Parece que cuando la de Meidum se vino abajo, Seneferu ordenó cambiar la pendiente para que el peso no colapsara las paredes.

La pirámide roja, donde fue enterrado, es la primera con la forma normal que tuvo éxito. Su color es debido al granito rojo con que está construida aunque en su época estaba forrada de losas blancas calizas.

En 2579 a.C. tomó el relevo su hijo Jufu también conocido como Keops. Nombró a su sobrino Hemiunu, Gran Visir y Supervisor de los trabajos para el Faraón. Su capataz de obra en definitiva. Hemiunu fue, si no el creador, sí el que aprobó el proyecto de la Gran Pirámide. La pirámide más famosa y que dio a Egipto su signo de identidad a lo largo de los milenios hasta hoy. Con 230 mts de lado, 146 de altura, dos millones y medio casi de bloques de piedra y un peso incalculable y recubierta por 27 mil bloques de piedra caliza pulida que hacían de ella un autentico faro que brilló hasta que un terremoto en el siglo XIV desprendió su cubierta resplandeciente. La única de las 7 maravillas del mundo antiguo que se ha conservado tiene en su interior tres grandes cámaras a las que se accede por dos galerías. A través de la entrada principal que está a varios metros del suelo sobre la cara norte se llega descendiendo hasta la cámara subterránea que contiene un habitáculo a modo de falso sarcófago, destinada a engañar a los ladrones de tumbas. A un tercio de la bajada por la galería de entrada y oculta por una losa de granito se encuentra la Gran Galería que comunica con las dos cámaras reales. Subiendo en pendiente unos 47 metros se llega por un pasadizo de 8 mts de altura a la cámara del rey, conformada por losas de granito y sin decoración. Contiene un sarcófago de granito más grande que el pasillo por lo que debió ser puesto antes de cerrar la pirámide sobre él. Varios metros por debajo se accede por la misma galería, pero en un pasaje horizontal a la llamada cámara de la reina, que en realidad es la cámara del Ka, o sea de la efigie del faraón, que simboliza su alma. Como última curiosidad, las caras de la pirámide no son planas sino que en su mitad tiene una división vertical imperceptible sobre todo por no ser su cara lisa. Esto hace que tenga en realidad ocho caras y no cuatro, creando gracias a su orientación, con cada cara hacia un punto cardinal, que durante los equinoccios pueda verse en las caras norte y sur que la mitad de esas caras estaría iluminada mientras su otra mitad permanece en sombras, durante el amanecer y el atardecer ocurre otro tanto pero al contrario.

El hijo mayor de Keops, Kauab, murió muy joven y al morir el faraón en 2556 a.C. su familia se dividió en tres linajes. Le fueron sucediendo sus cuatro hijos alternativamente. El primero de ellos fue Dyedef-Ra, que hubo de casarse con su hermana Hetepheres para poder acceder al trono ya que su madre era una esposa secundaria y según las facciones de Dyedef-Ra, seria de origen líbio.. Con él se ve un crecimiento del culto al dios solar Ra y de su clero. Construyó una pirámide más alta que la de Keops que está en ruinas y solo es un montón de piedras en la actualidad. No lo hizo en Giza como su padre y sus hermanos sino en Abu Rawas, imagino que para distanciarse de aquellos que no le querían y su planta era rectangular como las de Saqqara y no cuadrada.

Al morir Dyedef-Ra en 2547, no le sucedió uno de sus hijos sino que ocupó el trono un hijo de la esposa preferida, a los que anteriormente habían desterrado los de la secundaria. Su nombre Jafra, aunque se le conoce mejor por el de Kefrén. Mandó a construir la pirámide de Giza junto a la de Keops que aún mantiene en su vértice parte del paramento que la recubría. Frente a ella se encuentra la Esfinge, atribuida también a Kefrén. En 2521 a. C. y por solo ese año reinó en Egipto el hermano de Kefrén, Dyedefhor, gran sabio y adivino. A su pronta muerte le sustituyó otro hermano, Baef-Ra hasta 2514 a.C. cuando un hijo de Kefrén subió al trono. Menkaura o Micerino fue un gran rey que abrió los templos cerrados al culto por su padre y su abuelo. Un oráculo le predijo que solo reinaría seis años y para burlarlo hizo que se encendieran lámparas durante toda la noche para doblar el tiempo. En realidad reinó por cuatro veces más y en 2486 a.C. se hizo enterrar en la tercera gran pirámide del complejo de Giza. Por tanto, las tres grandes pirámides archiconocidas y fotografiadas por los que visitan El Cairo son las de tres generaciones de faraones nieto, padre y abuelo.

Shepseskaf pudo ser hijo de Menkaura y le sucedió. Durante su reinado se abandonó el beneficio para los seguidores de Ra, incluso el faraón no lo lleva en el nombre como algunos predecesores, y se retoma el de Ptah. Se construyó una mastaba en Saqqara y no una pirámide como clara diferenciación en cuanto al culto de Ra. Su reinado acabó en grandes disputas y su nombre fue considerado maldito por las dinastías posteriores. Murió en 2479 a.C. sucediéndole Dyedefptah que se cree que fuera la esposa de Shepseskaf, Jentkaus, con otro nombre masculino para la regencia. Ésta duró dos años, hasta que subió al trono Userkaf e instauró la V Dinastía.

La V Dinastía. Ra contra Ptah.

Nuevamente estalló una guerra encubierta entre las dos grandes sectas de Egipto, la de Ra y la de Ptah, pero esta vez fue la primera la ganadora y colocó en el trono a Userkaf que retomó el culto al sol abandonado por sus antecesores. Userkaf casó con la reina regente y los sacerdotes de Heliopolis le dieron su bendición como premio por la ayuda prestada. Inició relaciones comerciales con el Egeo y creó los templos al sol, un altar con un obelisco pequeño llamado Benben que simbolizaba a la colina sagrada donde nacía el sol. El Benben forma parte de la punta de las pirámides y los grandes obeliscos. Estaba cubierto de una lámina de oro que simbolizaba los rayos del sol. Userkaf se construyó una pirámide pero en Saqqara que hoy está en ruinas. Le siguió en 2471 su hijo Sahura que continuó su affaire con los sacerdotes de Ra, como indica el final de su nombre. Su hermano Neferirkara le sucedió en 2458 y continuó repartiendo riquezas sobre los “pobrecitos” sacerdotes de Ra que debían estar haciéndose de oro.

En 2438 a.C. sube al trono un faraón que no parece tener relación con los anteriores, pudiendo ser un usurpador. Estuvo siete años reinando y poco se sabe de él. Un hijo de Neferirkara llamado Neferefra (parece un juego de palabras para liar la lengua) durante cuyo reinado el poder de la nobleza fue en aumento. En 2420 le sustituye su hermano Nyuserra que siguió la política de donaciones de su padre y hermano. Los que le rodeaban se estaban poniendo las botas. En 2389 le sigue Menkauhor del que poco se sabe, ni siquiera el parentesco con el anterior, aunque se cree pudiera ser su hijo. Lo mismo sucede con Dyedkara que subió al trono de loto y papiro en 2380 y se marcha al mundo de los muertos en 2342 para dejar durante 20 años a Unis, el último faraón de la dinastía. Podría ser hijo de Dyedkara. Su reinado acabó con una gran hambruna en todo el país.

La VI Dinastía. Más grande a cualquier precio.

La Dinastía VI dio comienzo cuando un alto funcionario del anterior faraón se casó con la hija del difunto. Se llamaba Teti y trató de gobernar centralizando de nuevo el poder que estaba cada vez más en manos de los administradores. En 2312 fue asesinado por su guardia personal posiblemente ordenada por Userkara. Gobernó dos años hasta que Pepy (menudo nombrecito para un faraón), el hijo de Teti, se lo arrebató. Meryra Pepy tuvo que casarse con las dos hijas del nomarca Jui de Abbydos el cual seguro le ayudó a recuperar el trono. Esto confirma el absoluto poder que habían cobrado los administradores provinciales en estos años. En 2260 sube al trono su hijo Merenra I. Exploró la región de Kush, llamado por los egipcios “reino de los negros”, al sur del Nilo. Designó al poderoso ministro de su padre Ueni como primer gobernador del alto Egipto tratando de consolidar el poder de la monarquía sobre los nomarcas que ya traspasaban sus cargos por herencia.

En 2254 a.C. un hijo de Merenra subió al trono como pudo, no porque no le dejaran sino porque no llegaba con sus seis años de edad. Neferkara Pepy o Pepy II es uno de los monarcas con un reinado más largo, casi 90 años. Se cuenta que sentía fascinación por los pigmeos que le traían de Kush para servirle de bufones. Las disputas entre nomarcas minaron la unidad territorial. Los gastos en edificaciones desde la IV dinastía habían menguado tanto el tesoro real que ponían al faraón a merced de sus administradores. Hambrunas y una fuerte sequía en las fuentes del Nilo entre 2200 y 2150 colapsó el Imperio antiguo.

Egipto se rompió bajo el trono de un anciano y decrépito Pepy que vio como se producían graves desordenes en su sagrado país. Una autentica revolución social con destrucción de archivos y tumbas, saqueo de templos y ateismo de la población. Esta situación marcó el final de la VI dinastía, del Imperio antiguo y dio paso al llamado 1er Periodo Intermedio.

Resumen.

Durante el Imperio Antiguo se forma la concepción egipcia de la divinidad del Faraón. Él hacía crecer las aguas del Nilo y traía prosperidad a las gentes y a él debían todo. Durante la tercera y cuarta dinastías, los reyes se dedicaron más que nada a engrandecer su territorio y a cambio el pueblo se dedicó a disponer lo necesario para mantener el culto al rey muerto prodigándose en megaconstrucciones que le hicieran la otra vida casi más feliz que la que habían tenido. La literatura y el cine nos ha traído la imagen de unos constructores de pirámides a golpe de látigo. Esclavos moribundos arrastrando piedras a sus espaldas hasta morir. Todo lo contrario, los obreros y artesanos dedicados a la construcción de los imponentes mausoleos faraónicos eran trabajadores cualificados y agricultores que durante el periodo de inundación dedicaban su tiempo a engrandecer la que seria la tumba de su dios. La quinta dinastía comienza con una guerra religiosa heredada del final de la anterior dinastía y trae incapacidad del faraón para mantenerse en el trono si no es a golpe de talonario. Los principales beneficiarios son los sacerdotes de Heliopolis de culto a Ra y los nomarcas o gobernadores de provincias que se estaban haciendo de oro y competían por tener la tumba más lujosa. La sexta dinastía trae la decadencia de un faraón incapaz de pagar a los que lo mantenían en el trono, empeñados en procurarse un más allá más lujoso que el más acá.

El culto a la muerte.

La momificación es algo que no comenzó en este periodo pero abrió una época de magnificación de los rituales para después de la muerte. El cadáver se llevaba a la “casa de la muerte”, el templo donde se realizaba, y allí se abría y se sacaban todas las vísceras dejándolo hueco. Las vísceras se guardaban embalsamadas en los vasos canopos que eran unas vasijas con la tapa en forma de cabeza de animal. El hígado en el que tenia tapa con cara humana, los pulmones en uno que tenia forma de mono papión, los intestinos en el de forma de halcón y el estómago en el de forma de chacal. El corazón se consideraba el recipiente de la inteligencia y se guardaba aparte. El cerebro en cambio se creía que no servia para nada y se sacaba a través de la nariz metiendo una varilla y batiéndolo como si fuera una horchata. El cuerpo vacío se lavaba con vino de palma y se cubría por dentro y por fuera de natrón, una sal mineral muy fuerte. Que secaba la carne y eliminaba las bacterias que pudieran descomponerlo. Lo dejaban como un jamón de jabugo o una tira de mojama y luego lo lavaban con agua para después envolverlo en lino y resina que lo protegía.

¿Porqué una pirámide? En principio por que es la estructura más estable que puede construirse, si se hace con el ángulo adecuado, para hacer un edificio tan grande de bloques de piedra sin que se venga abajo. La pirámide también simboliza en la mitología egipcia la colina primordial que fue la primera tierra que emergió del mar y donde Ra dejó caer uno de sus rayos en su vértice dando comienzo la vida. Era por tanto introducir al difunto rey en el interior de la forma más sagrada que conocían y que le otorgaría la vida eterna. Esta creencia ha hecho que muchos que gustan de cosas esotéricas crean que en el interior de las pirámides o de objetos con forma de pirámide hay una energía que mantiene la vida eterna. La pirámide formaba parte de un complejo funerario que se complementaba con una larga calzada ritual que llevaba al llamado Templo del Valle, un lugar cercano al río donde llegaba la barca que traía al difunto y que servia para purificarle durante 40 días.

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