Hacia el 4400 a.C., en el Delta del Nilo comienza a extenderse una cultura también neolítica. Badariense es llamada por que se descubrió en un asentamiento llamado El-Badari. La gente que vivió allí fueron los que siglos después conquistaron todo el Nilo y crearon el gran Imperio Egipcio. Su economía se basaba como la mayoría de las culturas neolíticas en la agricultura y la ganadería. Los badarienses no construían pirámides aun, simplemente enterraban a su gente en boquetes rectangulares en plena tierra aunque eso sí, envueltos en mantas, encogiditos y mirando al sur.
Los badarienses se dividieron allá por el 4000 en dos, una al norte llamada Maadi y que empieza a conocer la fundición de cobre y otra al sur, la cultura Amratiense. Ésta última no conocía los metales, sin embargo se caracteriza por la aparición de líderes políticos que gobernaban las aldeas y que luego se convertirán en los faraones del Imperio Antiguo.
Hacia el 3500 la gente amratiense se empieza a expandir debido a que aumenta la población y necesita más terreno. Sus líderes les llevan hacia el norte, al sur solo había desierto. Aunque en el norte los maadi estaban más avanzados no pudieron aguantar la presión de la gente del sur. Sucumbieron y se rindieron a los sureños.
¿Qué surgió de aquella mezcla? Una nueva cultura donde crecieron grandes ciudades que sometieron a las aldeas pequeñas. Gentes que inventaron el ataúd (vaya cosa bonita, pero de no ser por ellos iríamos sin pijama de pino al otro barrio). De la gran ciudad de Nejen, llamada por los griegos siglos después Hieracompolis, salió un rey que veneraba al dios Horus. Su nombre es muy poético y os sonará a una película, el rey Escorpión. El buen hombre se dedicó a conquistar el resto de ciudades de los alrededores. Instauraron el culto a Horus desplazando el de otros dioses. Ya sus antecesores que tenían nombres tan bonitos como él (Escorpión, Ny el cazador, Iry, Ka y Cocodrilo) eran grandes reyes, pero él constituyó lo que podría llamarse el primer faraón de Egipto. Estamos sobre el 3200 a.C. y está a punto de entrar la historia en Egipto. Las pirámides y la esfinge están a la vuelta de la esquina. La mayor civilización del mundo, la que se mantuvo casi sin cambios por más tiempo, la que aún hoy milenios después puede contemplarse, está a punto de despertar.
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